Esculturas: Retratos [ Un rostro en tres dimensiones ]
En 1882 empecé mi relación con Rafael Pérez Contel. Cuando empezó a venir a mi estudio de Cirilo Amorós —a sus ya 70 años— me puso como primer ejercicio realizar un autorretrato en yeso directo.
"Haces un armazón de hierro, ahí tienes un saco de yeso, un espejo y tu cabeza que siempre estará contigo… dentro de una semana volveré a ver lo que has hecho".
Las semanas pasaron, los meses se mezclaban entre las clases en el instituto y las tardes y fines de semana en el pequeño estudio. Algunos amigos se acercaban al céntrico estudio y me decían de salir, yo no podía pensar en otra cosa que en aquella cabeza blanca. Cuando Rafael venía alguna tarde, me corregía modelando media cara y me dejaba que yo lo estropeara durante mis sesiones de aprendizaje.
De vez en cuando la realización de caballetes para realizar esculturas, palillos para modelar y otras herramientas en hierro o boj, me distraían algo de mi trabajo principal.
Rafael la dio por terminada dos años después.